Columna de Opinión
Por Roberto Gaete , 17 de noviembre de 2020

Ser empresa poniendo a las personas y el planeta en primer lugar

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En esta columna, María Prieto, fundadora de Kombuchacha, nos cuenta cómo su bebida se propuso desde un inicio ser algo más que un producto de consumo.

Tanto la crisis sanitaria como el estallido social originado en Chile, han dejado en la palestra una tendencia que venía desarrollándose hace años: el auge de un consumidor más consciente y responsable, que se cuestiona aspectos profundos de un producto antes de adquirirlo. Cómo se elaboró, quiénes estuvieron detrás de ese proceso y cuál es el impacto socioambiental de su producción, son algunos de los aspectos que son parte hoy de la reflexión previa a la compra. 

En ese contexto, ha tomado aún más fuerza el Comercio Justo, un “sistema comercial basado en el diálogo, la transparencia y el respeto, que busca una mayor equidad en el comercio internacional prestando especial atención a criterios sociales y medioambientales. Contribuye al desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones comerciales y asegurando los derechos de productores/as y trabajadores/as desfavorecidos”.

Se trata, entonces, de una estructura solidaria y colaborativa, alternativa a la convencional, que adoptan cada vez más organizaciones y que ha demostrado ser tan rentable económicamente como el modelo de empresa que se suele identificar. Pero, ¿cómo se avanza en este ambicioso objetivo de poner a las personas y el planeta en primer lugar? ¿De qué forma una empresa puede aportar a la lucha contra la pobreza, el cambio climático, la desigualdad de género y la injusticia, siendo parte de la nueva economía?

No es tarea fácil, pero desde los inicios de Kombuchacha, nuestra gaseosa 100% natural producida con agua del sur del país, lo pusimos como norte. Así, trabajamos por hacer algo más allá de un producto de consumo y formar una compañía que diera al público un producto que ayude a mejorar el mundo, con buenas prácticas laborales desde el campo hasta el consumidor final y teniendo siempre en cuenta al medio ambiente. 

Estamos convencidos de que es la senda correcta y que las empresas que integran el bienestar de las personas y el cuidado del planeta, tendrán más éxito en el futuro cercano que aquellas que no consideran estos factores en su toma de decisiones. Pero para que sea así es clave entender el compromiso con ser “100% justos” y trabajarlo día a día manteniendo estrictos códigos de conducta, una preocupación permanente por la trazabilidad y las relaciones humanas. Sólo así podremos cumplir nuestra meta y generar un alto impacto positivo desde el sur del mundo.

Autor:

María Prieto, fundadora de Kombuchacha 

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