Columna de Opinión
Por Roberto Gaete , 8 de mayo de 2021

Banca Ética y Comercio Justo: Reconstruyendo con Justicia

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En el Día del Comercio Justo, Gerardo Wijnant, responsable de Impacto Nacional de "Doble Impacto – Banca Ética", y formador de la primera empresa de este tipo en el país hace 33 años, nos dice en esta columna que la economía con rostro humano sí es posible.

Toda la gran crisis generada por la pandemia ha despertado un necesario debate sobre el desarrollo económico y la necesidad que éste sea verdaderamente sostenible. Es decir, preocuparnos, en las empresas y organizaciones, del impacto que genera nuestro actuar sobre las personas y el respeto que merecen, al igual que en las comunidades y el resguardo del medio ambiente, además de priorizar actividades económicas que generen un impacto positivo real y que contribuyan al bien común y no fomentar el crecimiento sin parámetros, sino que uno que considere y pueda sustentarse en estos pilares.

Este 8 de mayo es el Día Internacional del Comercio Justo (Fair Trade) y la Organización Mundial del Comercio Justo (WFTO) y otras organizaciones. han hecho un llamado a “reconstruir en justicia” (Build Back Fairer) y adherimos a ello.

En esta oportunidad, al igual que el año anterior, se conmemora en el contexto del difícil tiempo de pandemia que estamos viviendo y el gran desafío que esta situación nos genera y que, a la vez, representa una oportunidad única que nos interpela a buscar nuevas formas de hacer economía, basados en una mirada integral del ser humano y del respeto a su entorno, de la cual este esquema de Comercio Justo siempre ha sido parte y es su causa fundamental. La Banca Ética está al servicio de este esquema también y se conecta con su coherencia.

El comercio justo es una forma de enfrentar las relaciones comerciales en las que priman consideraciones de respeto, diálogo y transparencia en toda la cadena de producción hasta llegar al consumidor, y representa  compromisos de largo plazo, en que el grupo productor, es reconocido y se le asegura una vida más digna gracias a que el ciudadano consumidor puede reconocer, nítidamente, cuál es el resultado de su decisión de compra y si ésta, contribuye a un mejor desarrollo humano en que se respeten condiciones laborales, sociales y medioambientales adecuadas y responsables.

Wijnant, con el logo de la campaña.

El Comercio Justo no es caridad, es priorizar el respeto al trabajo digno, bien hecho y que se puede mostrar al gran público, de la manera más directa posible, tratando de evitar la ganancia excesiva de una intermediación inadecuada.

Es en este contexto que el desarrollo que hemos logrado como Banca Ética, significa una oportunidad enorme, tanto para inversionistas, que pueden sentirse satisfechos al constatar que su dinero es invertido en programas y proyectos de comercio justo (o de otras expresiones de economía social) que generan un impacto positivo real en las personas, las comunidades y el medio ambiente y por otro lado, para estos mismos proyectos que logren acceder a una fuente de financiamiento confiable que no se basa en especulación y que comparte las dinámicas de los proyectos y se transforma en un socio de acompañamiento en el proceso y trabajo. Así podemos contribuir a una reconstrucción justa.

Para las personas, de manera creciente, se empieza a tomar conciencia de que no da lo mismo en qué se invierte su propio dinero o sus ahorros. Se ha verificado que si la gente posee información suficiente y puede diferenciar entre empresas que generan un trato laboral respetuoso, que no dañan, sino que impactan positivamente al medio ambiente, que se preocupan de las comunidades y aportan al bien común, la propensión a aportar en ellas es mucho mayor que en aquellas que no toman en cuenta estas consideraciones y al contrario, especulan o son contrarias al bien común. Por tanto, tenemos hoy una gran oportunidad de dar un nuevo sentido a nuestro dinero y con ello afectar positivamente en nuestra sociedad. Por ello el trabajo de Doble Impacto, como plataforma de inversiones, es tan potente hoy y como un primer paso hacia la creación de una banca ética que, además, tiene una proyección latinoamericana.

Creemos y tenemos fe que una economía con rostro humano sí es posible. El comercio justo entrega una alternativa concreta, real y viable hoy y una banca con sentido ético contribuirá a canalizar adecuadamente el dinero necesario para aportar a esta reconstrucción justa a la que se nos invita.

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