Innovación desde el sur del mundo

El Director Ejecutivo de Tequia Chile, Iván Vega nos invita a no dejar desapercibido el gran avance que tiene nuestro país a nivel de innovación.

Cuando se habla de los niveles de innovación en nuestro país suelen abundar las críticas, principalmente enfocadas en la baja inversión estatal en I+D y en el excesivo centralismo de los casos exitosos. Sin embargo en los hechos la realidad es otra.

De acuerdo con el último Índice Global de Innovación 2021, presentado por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), Chile es nuevamente líder latinoamericano en estas materias, mejorando además una posición en el ranking total al pasar del lugar 54 al 53. 

Por supuesto, aun estamos lejos de los referentes que se sitúan en los primeros lugares por segundo año consecutivo como son Suiza y Estados Unidos, de hecho el reporte indica que las principales falencias se relacionan con la diversificación de la industria local; creatividad en bienes y servicios; la difusión del conocimiento y las exportaciones de servicios TIC. No obstante ello, hemos avanzado, y mucho, creando soluciones desde nuestro territorio, lejano y pequeño, a problemáticas de alcance mundial. 

Un ejemplo de ello es el combate que estamos dando a los suelos degradados. Aunque muchas veces se ve como un aspecto técnico y lejano, sus implicancias e impactos son enormes y afectan directamente nuestro día a día. En palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres,  “la degradación de tierras ya sea a consecuencia del cambio climático o de la expansión de la agricultura, las ciudades y las infraestructuras, mina el bienestar de 3200 millones de personas y perjudica la biodiversidad”. Por ello, la entidad ha hecho un llamado abierto a todos los países a poner la salud del suelo en el centro de su planificación para poder, en conjunto, cumplir con el compromiso de restaurar cerca de 800 millones de hectáreas -un tamaño comparable a la superficie de China- dentro de los próximos 10 años.

En ese contexto, tan poco alentador, la inventiva y el talento de los profesionales chilenos está aportando una salida. Este año, dimos a conocer nuestro catalizador, TCAS – CATA, que es capaz de desarrollar fertilizantes para suelos agrícolas a partir de cualquier desecho orgánico. En palabras simples, a partir de un pasivo, como son los residuos, se crea un potente activo que le devuelve la fertilidad a la tierra. Esta innovadora apuesta, que tardamos años en desarrollar, acelera  los procesos naturales de transformación de la materia orgánica en nutrientes, que luego ayudan al crecimiento de vegetación en zonas erosionadas o bien permiten potenciar suelos pobres en nutrientes, impactando directamente en su recuperación. En concreto, gracias a su uso, el período de transformación que usualmente toma 4 meses se reduce a menos de 1 hora, ya que funciona a temperatura ambiente sin requerir temperatura específica para conseguir los resultados.

Considero fundamental que como ciudadanos seamos conscientes a la hora de emitir juicios. Chile, sí es un país de innovadores y no sólo eso. Es una nación que se está haciendo cargo de temas clave que afectan el presente y el futuro de la humanidad, demostrando que no hay límites ni excusas cuando de proponer mejores formas de hacer las cosas se trata.