Columna de Opinión
Por Valentina Cortés Lehuei , 9 de junio de 2023 | 14:00

Gastronomía sostenible: un impulso desde el sur de Chile

María Prieto, la fundadora de Kombuchacha. Crédito: Cedida.
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La fundadora de Kombuchacha, María Prieto, aborda en esta columna la trayectoria detrás de esta saludable bebida y su continuo trabajo en la sostenibilidad y la agricultura orgánica.

Más de cuatro años han pasado desde que comenzó el sueño de Kombuchacha. 

Todo partió desde algo tan sencillo como las ganas de hacer una bebida saludable para mis hijas con una receta simple en la cocina de mi casa. 

Y casi sin darnos cuenta, pero sí con mucho esfuerzo y pasión, llegamos a convertirnos en lo que somos hoy: la kombucha líder en el mercado, que destaca por elaborarse fuera de la Región Metropolitana, con presencia en más de 1000 puntos de venta y, lo más importante, una empresa con valores y propósito firmes que busca, desde el sur de Chile, aportar a construir un mundo más afortunado.

No puedo negarlo, el camino ha sido muy desafiante.

En un primer momento implicó dejarlo todo y dibujar desde cero una ambiciosa ruta, cuyo desenlace no podíamos vislumbrar, pero que sí tenía un norte muy claro y relacionado con los profundos e intransables objetivos socioambientales que nos definen hasta hoy. 

Ser una bebida “100% natural, 100% viva y 100% justa” fue y seguirá siendo nuestro motor. 

Porque desde que vimos nacer nuestra primera botella, hasta nuestras más recientes innovaciones, la esencia se ha mantenido intacta. Estamos convencidos de que el futuro no es sustentable, sino regenerativo. Sólo asumiendo un profundo compromiso de aumentar el bien común, al regenerar la salud de las personas, las comunidades y el planeta, estaremos haciendo una contribución positiva y sustantiva. 

Eso, por supuesto, sin dejar de aprovechar de buena forma los recursos existentes y, en definitiva, generar el más alto valor para todos los integrantes de la cadena, desde el agricultor hasta el consumidor.

En otras palabras, y como tan bien lo ha indicado Naciones Unidas en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se trata de “desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles”. 

Referirnos a estos temas es más atingente que nunca en el mes en que se conmemora el Día de la Gastronomía Sostenible.

Se trata de un concepto menos abordado que otras aristas de la sustentabilidad y refiere a aquella cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan, de qué forma llegan a nuestros mercados y, finalmente, a nuestros platos. 

Detrás de la Gastronomía Sostenible hay un sistema de producción alimentaria que preserva los ecosistemas y, a la vez, responde a las necesidades nutricionales del presente y el futuro. Hoy, claramente, estamos frente a un desequilibrio. 

Mientras se desperdicia el 14% de los alimentos del mundo, más de 800 millones de personas sufren de hambre, cifra que representa un incremento de 46 millones desde 2020.

Si bien son varias las iniciativas que representan buenas prácticas, una de las que considero cruciales es la agricultura orgánica y aún más: la agricultura regenerativa, pues tiene en su esencia el cuidado de las posibles repercusiones medioambientales y sociales, eliminando el uso de insumos como fertilizantes, plaguicidas sintéticos, semillas y especies modificadas genéticamente, además de conservadores y aditivos.

 Por eso es que son las personas las que, al momento de elegir y comprar, tienen el más alto poder para impulsar cambios. Cuando preferimos una alternativa orgánica, certificada como tal, estamos premiando mejores conductas, la promoción y protección del medio ambiente, el mayor bienestar para los animales, el no exponer a nuestros agricultores a riesgos por la manipulación de plaguicidas y, muy importante, el desarrollo rural originado de la creación de más empleos agrícolas que aseguran un ingreso justo y suficiente para todos los que integran la cadena. 

Fue eso lo que nos motivó a trabajar duro hasta llegar a ser el 2020 la primera kombucha certificada orgánica en Chile, tras años eligiendo sólo proveedores premium que garantizaran ese estatus.

Hoy podemos decir, con orgullo, que desde el sur de Chile estamos dando un impulso a la Gastronomía Sostenible, con los efectos favorables a nivel social y medio ambiental que ya hemos mencionado. 

Porque somos mucho más que una bebida en base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña, que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras. Somos el resultado de un equipo coherente con sus decisiones de vida y que comparte la gran ambición de tener siempre un impacto positivo. 

¿Lo hemos resuelto todo? Claro que no, hay muchas tareas por hacer aún. Sin embargo, tenemos la motivación y, lo más importante, la convicción, para seguir contribuyendo desde la Región de La Araucanía a construir un mundo más afortunado. 

Conoce más sobre Kombuchacha en este enlace.

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