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Por Valentina Cortés Lehuei , 22 de mayo de 2025 | 11:15Fundación Legado Chile celebra 10 años de acción ambiental en el sur del país

La organización con sede en la Región de Los Lagos, impulsa la conservación y restauración de la naturaleza mediante un enfoque territorial y participativo.
Fundación Legado Chile celebró recientemente sus diez años de trayectoria trabajando por la conservación y restauración de la naturaleza en el sur de Chile, una década marcada por la acción en terreno, el compromiso comunitario y la convicción de que otra forma de habitar los territorios es posible.
Desde 2014, esta organización sin fines de lucro con base en la Región de Los Lagos ha desarrollado un modelo de acción ambiental participativo, regenerativo y territorial, articulando esfuerzos entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado.
Lo que partió como una inquietud entre jóvenes profesionales, se ha convertido en una plataforma reconocida por su capacidad de generar impacto real en el paisaje y la cultura ambiental de las comunidades.
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Así lo comentó el presidente del directorio y cofundador de Legado Chile, Ernesto Cobo, quien destacó el crecimiento que ha tenido esta iniciativa no solo en la región
“Empezamos trabajando desde lo local, pero con la convicción de que nuestras acciones y metodologías puedan replicarse a nivel nacional y ojalá también internacional. Nuestro enfoque es construir soluciones que trasciendan el territorio, que sirvan como ejemplo de que otra forma de habitar el planeta es posible”, señaló
Hitos de una década transformadora
En estos diez años, Legado Chile ha desarrollado proyectos en conservación, educación ambiental, infraestructura verde, gobernanza territorial y restauración ecológica, siempre con un enfoque colaborativo e inclusivo.
Entre sus principales logros se destacan: más de 1.400 niñas y niños alcanzados por programas de educación ambiental en más de 20 escuelas, la creación de dos parques urbanos, dos puntos limpios y siete puntos verdes.
Junto con ellos, se levantaron acciones de conservación para especies amenazadas, como la rana chilena, con más de 50 individuos relocalizados, más de 900 toneladas de residuos retirados de humedales y cuerpos de agua, seis versiones de la Escuela Naturalista, 230 talleres comunitarios, foros, caminatas y festivales ambientales y la elaboración de planes de conservación y monitoreo ecológico con enfoque territorial.
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La directora ejecutiva de la fundación, Verónica Irarrázabal, explicó que la fundación fue pionera en instalar puntos limpios en Puerto Varas y Llanquihue, generando condiciones previas incluso a la implementación de políticas como la ley REP.
"También hemos contribuido al desarrollo de planes de gestión para humedales urbanos, herramienta clave para que los gobiernos locales asuman este compromiso con mayor eficacia”, destacó.
El trabajo de la fundación ha sido clave en poner en valor los ecosistemas urbanos y rurales del sur de Chile, especialmente los humedales, entendidos no solo como espacios públicos, sino como verdaderos reservorios de biodiversidad y piezas fundamentales para la adaptación al cambio climático.
“La crisis climática y ecológica que vivimos requiere transformar nuestra relación con la naturaleza. Nuestro motor como fundación es ese: cambiar esa forma de vínculo para que el futuro sea esperanzador, y que podamos dejar un verdadero legado para las próximas generaciones”, afirmó el cofundador de Legado Chile, Ernesto Cobo
Conmemoración cargada de sentido
En el marco de este aniversario, la fundación organizó un encuentro conmemorativo el pasado viernes 16 de mayo en el Galpón del Parque Estación de Puerto Varas.
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Cerca de 100 personas, entre autoridades, representantes de organizaciones sociales y ambientales, académicos, vecinos, voluntarios y colaboradores, participaron de una jornada de memoria, reflexión y celebración.
El evento incluyó presentaciones, testimonios y espacios de conversación para repasar el camino recorrido, compartir aprendizajes y renovar el compromiso colectivo con la conservación.
La jornada concluyó con un llamado abierto a seguir articulando esfuerzos desde todos los sectores, para que la conservación no sea una excepción ni un gesto aislado, sino una práctica cotidiana y compartida.